sábado, 20 de junio de 2009

Especies Femeninas: Relatos literarios

Cristhian Caje, Universidad de Caxias do Sul
Estudiante de intercambio en la BUAP-2007


Las profecías podrían ser las manifestaciones más misteriosas de la mente humana; «Las Predicciones Mayas», las «Centurias» de Nostradamus y los Siete Jinetes del Apocalipsis, todas con un único objetivo principal, advertir a los lectores sobre las consecuencias de la venganza, la arrogancia y la impiedad. Su veracidad dependerá de manifestaciones catastróficas, teniendo como finalidad el destino de la humanidad.
Aún más misteriosa que la inspiración profética de los videntes, son las grandes obras de la literatura clásica, que se adelantan a la realidad como una gran resistencia al tiempo y las tradiciones de los pueblos.
En la comedia griega Lisístrata, de Aristófanes, vemos un grupo de mujeres que indignadas con la ausencia constante de sus maridos por causa de las guerras de Peloponeso, aceptan la propuesta de la protagonista de hacer una huelga de sexo, obligando a los hombres a parar de combatir.
En una Grecia plena de “Hegemonías Políticas”, donde se desenvolvían modelos imperialistas entre Esparta y Atenas, los diálogos de esta comedia resaltan las razones femeninas, ellas serían mejores que los hombres para resolver estos conflictos, olvidando el argumento masculino que afirma que el lugar de las mujeres es dentro de casa.
Sus artimañas eran juegos permanentes de seducción, de avances y retrocesos, la trama solo acaba con la victoria de las mujeres, materializada en un acuerdo de paz entre Atenas y Esparta. Todo esto en un texto creado por un hombre, 400 años antes de Cristo.
¿Será que la lógica que llevó a estas mujeres a sacrificar su única recompensa como casadas por el bien de la comunidad, no es la misma que nos lleva hoy a organizarnos en inmensas minorías de fuerte actitud política, para así hacer frente a poderes arcaicos como el racismo, el machismo o nuevas configuraciones de guerras?
Calentamiento global, inestabilidades políticas, crisis económicas. Son realidades que nos mantienen distraídos de los conflictos de géneros, de libertad y de independencia, tan distantes en su entendimiento y tan presentes en nuestro cotidiano. Este autor, hace mucho tiempo atrás, ya recreaba la relación de poder entre las clases dominantes y las minorías segregadas, usando la comedia para resaltar el poder que ellas tienen.
Dando como ejemplo concreto de mi hipótesis, hoy vemos a la mayor potencia económica del mundo siendo gobernada por primera vez por un hombre negro y ya se cuestionó la posibilidad de una mujer asumir el frente. Países como Alemania, Argentina, Chile, están siendo trabajados hoy con un fuerte instinto femenino. Brasil se perfila a vestir faldas y tacones en las próximas elecciones presidenciales y en Bolivia hoy, un líder de origen indígena es el máximo representante del estado; país fundado para excluir a la mayoría de la población de origen Aimara y Quechua.
Pero me gustaría arriesgarme más y pensar que, lejos de una disputa de géneros o de una mera lucha de clases, esta obra prima del teatro griego trae una fuerte profecía sobre el instinto femenino, o la posibilidad de todos de ser femeninos en momentos de guerra.
En la guerra las mujeres cumplen una función importante, son ellas que dan imagen a la violencia. Ellas o lo que representan como salvadoras de gran sensibilidad, es el gran ambivalente al comportamiento deshumano al que llegamos. Me refiero a la mujer género y no al condicionante sexual que las hace.
En los años ochenta Colombia pasaba sus peores crisis en la disputa de territorio con las FARC. En su intención de elevar conciencia, la artista Beatriz González intervino un campo tomado por fuerzas paramilitares con flores de plástico, llevando al local una representación femenina, simbólica y delicada.
Entonces, ¿este mundo sustentable, orgánico, ecológicamente consiente y femenino, es una forma de hacer presión a las aberraciones cometidas como consumidores inconscientes? ¿No será un despertar intuitivo, como fue la huelga de sexo en las mujeres atenienses durante la guerra do Peloponeso? ¿Será que como especie poseemos la habilidad natural de convertirnos en femeninos cuando nuestros hombres, clases dominantes y géneros dominantes pasan más tiempo construyendo la guerra?

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